HABLEMOS DEL MINISTERIO DE (PARA LA) TRANSICIÓN ECOLÓGICA Y EL RETO DEMOGRÁFICO. Hay que ser muy gili para parir este nombrecito para un Ministerio


HABLEMOS DEL MINISTERIO DE (PARA LA) TRANSICIÓN ECOLÓGICA Y EL RETO DEMOGRÁFICO. 

Hay que ser muy gili para parir este nombrecito para un Ministerio de España


Un Tríptico de marfil escuela madrileña, siglo XVII, que acabará siendo famoso


A mi edad estoy viviendo una historia curiosa que me tiene indignado y que me ha metido de lleno en una guerra absurda que me está consumiendo, de nuevo con la lanza en ristre contra los molinos de viento, otra vez a los campos de batalla que tenía olvidados. 

A lo que vamos, allá por la prehistoria, en 1979, fui socio en una tienda de antigüedades y galería de arte en Puerto Banús donde tenía de mi colección personal para su venta unos marfiles de algún mérito del siglo XVII, un Tríptico que es un oratorio portátil utilizado por la aristocracia en sus desplazamientos en aquellos tiempos de fuertes creencias religiosas, típica escuela madrileña de talla, y un ajedrez de procedencia hindú del siglo XVII que yo compré en New Delhi en 1973 y que cambiando de actividad el negocio me los llevé a mi casa donde han estado los últimos cuarenta años.

Cuando he decidido venderlos me encuentro con la situación de que para evitar la caza de elefantes se ha regulado muy estrictamente el comercio de los objetos artísticos de marfil pasando del comercio libre de mis tiempos a un control riguroso del mismo, lo que me parece absolutamente estupendo ya que la matanza de elefantes en estos tiempos amenazaba seriamente la supervivencia de la especie, que ha pasado a ser protegida, como debe de ser, aunque Botsuana ha amenazado con enviar 20.000 elefantes a Alemania para que los ecologistas de salon, pero vaciones en New York,  sepan de lo que hablan cuando los vean circulando por la autopistas europeas.

Naturalmente están exentos todos los marfiles antiguos aunque su certificación corresponde en España al Ministerio de  (para la) Transición Ecológica y el Reto Demográfico -mira que el nombrecito se las trae, hay que ser muy gili- y sí, es el Ministerio de la Dana, compuesto y dirigido tal vez por la gente más incompetente de España.

Por lo tanto muy seguro de la procedencia legítima y de la antigüedad de mis marfiles solicité los permisos pertinentes que contempla la Normativa CITES para su comercio y libre disposición, fui convocado para el examen de mis marfiles en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, me tuvieron una mañana entera esperando el resultado de pie con 82 tacos para la devolución de mis marfiles, y finalmente vino una señorita del Museo con un guardia civil que me devolvió el ajedrez -en su tiempo me mandaron el Certificado CITES- pero me dijeron que había una discrepancia de antigüedad con mi Tríptico y que me proponían una datación por Carbono 14 en un Laboratorio externo, para la obtención del Certificado CITES, a mi costa, 250 euros, y si no quería gastar dinero la devolución del Tríptico.

Como estaba y estoy absolutamente seguro de la antigüedad y de la procedencia de mi pieza, comprada por mí en las Galerías Piquer, Madrid, en 1968, según aseveré en mi Declaración Jurada que exige la Normativa CITES y el entorno no podía ser más honorable les mostré mi conformidad en dejar la pieza en el Museo, sin poder ni siquiera imaginar que aquello era el comienzo de una estafa.

Sí, estafa he dicho, ya que sin mandar mi pieza al Laboratorio externo prometido y que la Ley exige al Ministerio cuando hay alguna duda en cuanto a su antigüedad, me dicen que me intervienen el Tríptico por la cara, es decir me lo roban ya que con o sin certificado CITES el Tríptico es mío sin discusión posible y nadie puede quedarse con la propiedad ajena mediante un engaño, una promesa incumplida y sin orden judicial.

Y, por supuesto, en aquel acto precipitado en el Museo no caí en la cuenta de la mentira evidente que se me estaba contando, ya que en un examen visual y superficial de minutos es IMPOSIBLE ENCONTRAR UNA DISCREPANCIA DE ANTIGUEDAD EN UN MARFIL, YA QUE SE NECESITA UN EXAMEN CON CARBONO 14 EN UN LABORATORIO QUE EL MUSEO NO TIENE Y UNA SEMANA DE PRUEBAS. Es decir el Ministerio estaba cometiendo un montón de delitos, presuntos, conmigo, ya que con el mismo examen solo visual certificaron que el ajedrez era de la época que yo había dicho que era.

Y esto me da pie a sospechas tremendas, ya que no creo que eso solo me haya pasado a mí y sospecho que existe una trama criminal organizada en el Ministerio que se queda con las obras de arte de marfil que encuentran interesantes que envían para su evaluación, lo que sería un tema de una absoluta gravedad si mi sospecha y mi denuncia resultaran ciertas.

Y reclamo y reclamo mi propiedad, silencio, y vuelvo a reclamar, silencio, amenazo con denuncias penales, silencio, les digo que están robando a un anciano que podría ser su padre y que necesita ese dinero, silencio, les advierto que soy un enemigo peligroso superviviente de mil batallas más complicadas que esta, silencio, escribo a la Ministra Teresa Ribera denunciando actividades, presuntamente, delictivas por Altos Cargos, de su personal de confianza, silencio, le aviso a la Ministra que está incurriendo en graves responsabilidades penales por Encubrimiento, silencio y huida como en la Dana, parece una costumbre de la Ministra, y silencio, y en consecuencia de este cúmulo de despropósitos que tampoco a la luz actual de ese Ministerio no son de sorprender, ya que sin son responsables, presuntos, de cientos de muertos sobre los que guardan silencio y huyen qué coño les puede mover a hacerme caso a mí por el presunto robo de un simple tríptico. Y en consecuencia:

He presentado denuncia penal en la  contra la exMinistra  y Comisaria europea Teresa Ribera, en la Comisaria de la Policía Nacional de Marbella por un presunto delito de encubrimiento de graves delitos, presuntos, cometidos por altos cargos de su Ministerio. Los delitos denunciados son: estafa, robo, prevaricación y corrupción y lo que pueda deducirse por la investigación de estos delitos y las personas denunciadas son:

Dña. Davinia Martínez, Autoridad CITES, D. Fernando Magdaleno, Subdirector y D. Hugo Morán, Secretario de Estado. Son del Ministerio de Transición Ecológica y R.D, responsables también de la respuesta a la DANA. Su dedicación y eficacia son de dominio público. Solo hay que preguntar en Valencia.

Y los delitos cometidos denunciados por mí son,-presuntamente hasta que finalice la investigación-, Estafa, Robo, Prevaricación y Corrupción. También he solicitado se investigue la posible existencia de una organización criminal en el citado Misterio.

He informado a los euros parlamentarios españoles Sra. Monserrat y Sr. Buxadé de la existencia de estos hechos para su denuncia también en Europa, ya que con cualquier denuncia que prospere en su investigación penal y sea imputada la Sra. Ribera estará en la calle. En Europa no caben personas irresponsables, presuntas, como ella. Y creo que lo sabrá muy pronto.

He escrito a la nueva Ministra Sra. Dña. Sara Aagesen, que parece buena gente, una gran profesional acreditada, para advertirle de estas denuncias sobre su personal cercano, aunque tengo que decir que me ha sorprendido que una persona con su curriculum haya aceptado un Ministerio entrando a formar parte de un Gobierno en descomposición y corrupto hasta las cejas, presuntamente, y en un Ministerio que es una bomba atómica de responsabilidades penales que se van a exigir. En fin, ella sabrá.

Por el momento sigo recibiendo el mismo silencio pero la semana próxima le escribiré a la Exma. Sra. Ministra advirtiéndola que si no investiga mi denuncia y no abre un expediente informativo por la denuncia de un ciudadano sobre posibles delitos en su Ministerio entrará en responsabilidades penales personales según la Ley de Enjuiciamiento Criminal Artº 262, especialmente los funcionarios públicos que tienen responsabilidad agravada, y lo contemplado en Código Penal Artº 451.

Os iré contando la famosa batalla del abuelo cebolleta, versión siglo XXI, aquí, un servidor que está hasta los mismos de esta situación absurda.

Juan María Pacheco

 

 

 


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