UN
BREVE COMENTARIO SOBRE EL INGENIO HUMANO
No tengo una respuesta
precisa sobre si el ingenio es una de las mejores cualidades de la inteligencia
humana, si está o no a la altura de las potencias del alma, aquellas antiguas
descripciones religiosas absolutas que la definían como memoria, entendimiento y voluntad.
Yo añadiría, o tal vez
incluso antepondría, bondad, generosidad, compasión, sentido de la justicia, la distinción, más o menos nítida entre el bien y el mal, esa especie de moral básica universalmente compartida, amor, responsabilidad, altruismo y, para mí, por encima de todas las
inmensas potencialidades de la inteligencia, la reina de todas ellas: la
empatía. Quién pueda sentir al otro, incluso al muy distinto, como a sí mismo
es a lo máximo que un ser humano puede aspirar a llegar. Tal vez algún día
mediante la educación y la reflexión podamos llegar a esas cumbres de
maduración emocional e intelectiva, sobre las que hoy por hoy solo podemos
soñar.
En lengua castellana
los antiguos tenían un alto concepto del ingenio, al punto de que el padre
nutricio de la Literatura Española, Cervantes, a su obra magna la tituló “El
ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” y a uno de los escritores cumbres
del Siglo de Oro español, Lope de Vega,
se le conoció como el Fénix de los Ingenios, por su ingente capacidad de
producción literaria, curiosamente apodado así, como desde entonces le conocieron los
tiempos, por el propio Cervantes. Coincidieron en la misma época e incluso en la
misma ciudad: Madrid. Y, lamentablemente pasaron de la mutua admiración a la
enemistad. El excesivo brillo de Lope, protagonista temporal e indiscutible del Madrid literario de la época
Personalmente disfruto
mucho con el ingenio ajeno, pero mucho, mucho, pero en cuanto al ingenio propio me
tengo una gran desconfianza. Siendo muy jovencito un profesor me vaticinó que
algún día el ingenio sería mi perdición. Y, la verdad, en general creo que
he pagado un alto precio a lo largo de mi vida, por mi ingenio, por lo demás
mediocre. Parece que soy especialista en ser ingenioso en los momentos más inoportunos y con
las personas menos adecuadas.
Si se considera el
ingenio como la capacidad de encontrar salidas a situaciones, cuando nadie más
las ve, dar un fogonazo de luz cuando todo el mundo está a oscuras, si eres capaz de de desarrollar exageradamente una situación para demostrar el absurdo que en esos momentos se vive y lo haces con gracia, y si tú tienes la suerte de pertenecer a ese grupo privilegiado, seguramente tienes la inclinación a sentar
cátedra con demasiada facilidad, aunque luego veas que estabas radicalmente equivocado, pero al menos esa equivocación te hace humano.
Pero cuando tienes razón
es mucho peor, todos se apropian de la idea, nadie respeta su autoría, todos se
sienten humillados por el ingenioso y todos te apuntan como enemigo al que no
dar la menor oportunidad. Es el peligro de la inteligencia y la ingeniosidad
entre tanta vulgaridad demasiado competitiva y demasiado asustada. El mundo real es el reino de los mediocres, los originales asustan y mucho. Y los vulgares están permanentemente asustados por el temor a la competencia.
Pero sin duda, para mí, el ingenio son las burbujas del champan que destila la inteligencia superior, lo
frívolo, lo divertido, lo deslumbrante y oportuno, la parte excelsa de la
inteligencia, la respuesta rápida y afilada ante cualquier situación, la
conceptualización inmediata del suceso que está ocurriendo, la conclusión
rápida, la evidencia de los absurdos cotidianos, pero no, a pesar de su
brillantez no está a la altura de la poesía, pero casi casi, ya que es difícil ser un
buen poeta sin una enorme dosis de ingenio, el tema es si el ingenio llega o no
a lo sublime, a lo excelso, a la expresión de lo inefable. Algunos, pocos, lo consiguen. Los
más grandes.
Y los que no llegan a
esas alturas pero son unos ingeniosos brillantes, terminan siendo artistas
cómicos excelentes o unos fantásticos columnistas, o esos dibujantes del viñetas como Mingote, capaz de escribir todo un libro solo con una viñeta, y eso cada día, durante toda una vida -atención a El Roto- o esos escritores en la mente
de todos y por todos aplaudidos, en los tiempos modernos, Muñoz Seca, Alfonso Ussía, Oscar Wilde, Gómez de la Serna,
Pitigrilli, Groucho, Woody Allen y tantos y tantos otros.
Y cuando el ingenio
sobrepasa estos ingeniosos cercanos, nos encontramos con Lope, con Cervantes, con Shakespeare,
con las cumbres de la Literatura Universal. ¿Son los filósofos unos ingeniosos más
o menos serios? Me gustaría, y mucho, pensar que sí. Yo, como aprendiz de filósofo
que soy, no concibo la filosofía sin ingenio, sin críticas venenosas divertidas y acertadas ni un mundo intelectual vacío de risas, incluso sobre los temas más serios.
Mi admiración y mi abrazo
a todos ellos, especialmente a los que el ingenio les haya supuesto más que un
favor una inmensa maldición. No seas ingenioso ni con los tiranos, ni con los
necios ni con los ignorantes poderosos, humillarles es peligroso, aunque a mí es lo que más me divierte.
Y todo lo anterior solo para
poder “colgar” un vídeo que me ha llegado por WhatsApp y que me ha parecido muy
ingenioso. Disfrutarlo.
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