RECUERDOS ANTIGUOS DE MARBELLA O LAS MORALES CAMBIANTES DE LOS TIEMPOS

 RECUERDOS ANTIGUOS DE MARBELLA O LAS MORALES CAMBIANTES DE LOS TIEMPOS


Normalmente en mi paseo diario por la playa con las primeras luces del alba, o a veces de noche cerrada, me entretengo casi siempre perdido en mis pensamientos, o con la radio, normalmente la COPE, y si no me interesa -hoy tocaba Vía Crucis- pongo una radio local popular, prácticamente una emisora de canciones dedicadas, todo música andaluza, a más, malagueña ya que admiten espontáneos que cuelgan sus intentos de iniciar una carrera como cantantes o músicos, y que es muy malagueña, muy bajuna pero muy entretenida. Se llama Radio Chanquete -chanqueteros, o boquerones,   en popular, son los malagueños- y hoy, en la difusión por las redes sociales, puedes escucharla por internet. Os dejo el enlace de YouTube:



Y hoy por la mañana he escuchado un anuncio que, literalmente, me ha dejado de piedra y no he podido menos de reírme a lo loco, como si estuviese loco. Pero que me ha traído un montón de recuerdos y un montón de reflexiones. Al final os contaré el anuncio, pero primero los recuerdos y las reflexiones.

En los primeros veraneos en Marbella, allá por el 74 o 75, solíamos alquilar un apartamento en el Edificio Balmoral, antes de comprar nuestra casa cuando definitivamente nos trasladamos a vivir aquí, donde, curiosamente en un modesto bar en los bajos del edificio, el Mesón de Teresa y Julián, estaba uno de los centros más importantes de la vida social de Marbella, debido a la intensa labor que este matrimonio había desarrollado en la hostelería de la Costa del Sol prácticamente desde sus inicios, en los años 50, empezaron en Torremolinos, Julián como director de uno de los primeros hoteles turísticos y Teresa, una gaditana con una gracia infinita que bailaba los tanguillos como no he conocido a nadie -cuando salía a bailar se paraba el mundo-, como anfitriona perfecta. 

Estaban ya de retirada, con su hija Lola del Pino, -que lo había intentado en el mundo del cine en Almería sin éxito aunque finalmente se quedó en maquillaje y producción- después de haber manejado la gestión de centros emblemáticos en Estepona y Marbella, pero eran queridos por todo el mundo y estaban siempre invitados a los círculos sociales más privados y exclusivos. Por cierto Lola, que era una hermosa mujer, bailaba unas sevillanas espectaculares, exactamente como La Polaca, ya que de niñas durante años las habían aprendido y practicado juntas. Nadie enseñaba las bragas como Lola bailando por sevillanas, ya se que estoy diciendo una blasfemia pero había que verlo y se  entendía perfectamente. Y por cierto también, el nombre de La Polaca se lo puso Teresa ya que de niña no se le entendía nada, hablaba "mumalamente" y Teresa le decía, jodía, habla claro, pareces polaca. 

Nos acogieron como hijos desde el minuto uno y como hijos les hemos acompañado toda la vida hasta sus días finales, nuestra familia en Marbella. En paz descansen.

Pues en aquel pequeño y modesto bar estaba la mejor vida social que yo jamás he conocido, por allí pasaba el todo el mundo social, toda la gente divertida e interesante, visitantes ilustres y la gente más significativa de la Marbella real, los que de verdad hicieron Marbella, siempre había unas risas, unos cantes, unos planes para la noche, un sin parar, de los que iban y venían. 

No quiero dar una impresión de suficiencia, se perfectamente que Marbella lo ha hecho mucha gente, mucho trabajo, muchas ilusiones, muchos inviernos de desesperación, muchas ruinas por las crisis, muchas inversiones fracasadas, muchos renaceres a pesar de los pesares; que por supuesto los padres fundadores, los grandes de Marbella fueron, para mí, el primero, el Príncipe Alfonso de "Jodejode", como lo pronunciaban los locales, José Banús que tanto hizo y tan poco disfrutó, que un final de vida tan triste tuvo, Jaime de Mora, grande, grande, grande, -Le conocí una noche de copas en el Gijón y en Marbella días que me saludaba como si fuese su mejor amigo, días que no me veía y me volvía a presentar, Fernando, su hijo adoptivo guarda su memoria, Jaime tenía la inmensa capacidad empática que cuando hablaba con alguien le hacia sentirse como la persona más importante del mundo, pero a sus cumpleaños el 18 de Julio, gran celebración, íbamos siempre todo el folklore marbellí, tampoco faltaba Soraya, la princesa de los ojos tristes, ni Gunilla von Bismarck, ni Luís Ortiz, su marido, componente del afamado grupo local de Los Choris, unos chuflas de primera división financiados por un personaje que da para tres novelas propias de la la picaresca del Siglo de Oro, Yeyo Llagosteras-, y luego legiones de emprendedores, vividores y aventureros, pero todos muy trabajadores en sobrevivir, vivir a lo grande sin trabajar cuesta un trabajo de la hostia, lo sé, lo vi en directo, desde los 70 los recuerdo a casi todos y a muchos de ellos los quise y los tuve muy como amigos, de especial recuerdo a Jesús Botana, directamente desde Harvard y Kissinger a optar a plaza entre los más golfos de Marbella, su ingenio era una fiesta continuada. Desde Paolo cuando tenía una pizzería en el pueblo, el Bar de Menchu en la casa pegada al tablao, La Fonda enfrente, el cura Lezama, el de la enorme labor social, a Andrea, que tenía el bar más pequeño e internacional del mundo, Sinatra, en Puerto Banús, a Julián Muñoz, ex-alcalde, ahora en desgracia, cuando aterrizó en Puerto Banús con un modesto restaurante, él de camarero y su mujer en la cocina haciendo menús baratos, Jesús Gil, un inmobiliario que se hizo Alcalde para poder vender sus pisos y que sacó a Marbella de la ruina y nos llevó al caos,  y tantos y tantos. Los estaría recordando horas y los recuerdo siempre, siempre viven en mi memoria.

Podría estar días hablando sin parar de aquellos días luminosos de vida y esperanza en el nuevo camino que empezábamos. Todo era novedad y todo eran nuevos mundos para explorar, desde La Tanque, que era como Urtaín pero en maricón,  -travesti por la noche y durante el día mayordomo de Luís Oliver, el único Notario de Marbella en aquellos años-,  a la Lola Flores o Antonio el bailarín, por cierto una noche se bailaron juntos una Salve Rociera, algo imposible,  resuelto solo con momento y genialidad, que no hay palabras para contarlo.  

Pero a efectos de lo que quiero contar me voy a detener en Ana María, que tenía un Tablao Flamenco, -centro de la vida nocturna-, en la Plaza del Santo Cristo, que ha sido como una hermana para mi, y Conchita Núñez, actriz de cine y teatro y luego una actriz de doblaje, en aquellos años la voz más popular de España, ponía voz a las series más populares del momento, Heidi, Marco, Erase una vez..., Dinastía, en fin muy popular. Durante unos años tuvimos una relación cercana y amistosa cuando venían a su apartamento ya que vivían en Madrid, pero como pasa en estos lugares turísticos de pronto alguien deja de venir y la relación se pierde. Estaba casada con un bilbaíno, Iñaqui, una persona espectacular y creo recordar que murió muy joven y que esa fue la razón de Conchita no volviese.

Pero a lo que quiero contar que me pierdo en los recuerdos con demasiada facilidad. De vez en cuando Conchita e Iñaqui venían y coincidíamos en el Tablao de Ana María, de la que también eran muy amigos y con muchos ruegos salía siempre a recitar, estupendamente bien, hay que decirlo, era una gran actriz y tenía una voz maravillosa, siempre el mismo "Romance de la viuda enamorada" que es bellísimo


 

Este Romance de Rafael de León maravillosamente recitado por Lola Flores.


Aquí, en este Romance, está contenido la moral de una época, la miseria de las habladurías, de las maledicencias, de las lenguas de doble filo, de los inquisidores mezquinos de la moral de sus vecinos, de aquellos que destruían una vida, una reputación, un matrimonio, los que decían "esa niña está en todas las bocas..." y ya podía marcharse del pueblo la pobrecita para no volver, la crueldad sin límites de algunas opiniones, que luego yo he visto miserablemente repetidas cuando ETA mataba a alguien, niños incluidos, y los mismos miserables sin rostro ni moral ni conciencia decían "Algo habrá hecho", pero como este es un tema que intenta ser festivo, paro aquí esta deriva, y por poner una nota alegre os pongo la misma historia sin viuda, solo de malas lenguas, por la Tuna de Zaragoza, que más que tunos parecen catedráticos con mucha experiencia, que cantan lo de Calatayud, aunque cuando yo era niño en Bilbao corría otra letrilla maliciosa, festiva y grosera que decía "que si vas a Calatayud, preguntas por Don Andrés, que hace los mismo favores, pero los hace al revés".





Bueno pues todo lo anterior para contaros un anuncio que he escuchado hoy, Viernes Santo, por la mañana y que indica exactamente la evolución hacia la vulgaridad más absoluta, pero fresca, refrescante, lo que me ha hecho reír sin parar y me ha alegrado el día, joder España, aquel que dijo que no te iba a conocer ni la madre que te parió, acertó de pleno, en Málaga, en la tierra de la Virgen Santísima de la Amargura y la Leyenda del Zamarrilla que es tan hermosa que no me resisto a ponerla para que la disfrutéis, de manera que la pongo y dejo el fin de la historieta para después



Bueno, pues acabo que soy un plasta con mis recuerdos.


Lo que esta mañana me ha hecho reír y luego ocuparme de esta historieta que ya estoy loco terminar es lo siguiente:

Anuncio de un tipo en Marbella que hace tatuajes en tres dimensiones, de un realismo maravilloso. Dice la locutora "que ella puede dar fe ya que se ha tatuado un rosa en el culo y que paseando por el parque un jardinero intentó podarla -pregunta ¿iba en pelotas?- y continua que también se había tatuado una foto de su marido muerto en una teta que era de tanta realidad que parecía que estaba todo el día mirándola, pero que tenía el inconveniente de que les cortaba un poco el rollo cuando se acostaba con su novio" , y olé, con dos cojones, no, con dos tetas mejor, de las que van borrachas y solas de madrugada a casa, en fin que como celebración en vivo y en directo de la Semana Santa malagueña no está nada mal. Aunque yo tampoco debo decir mucho más, ya que en Semana Santa, cuando en España todo el mundo se ponía el cilicio, en aquellos años del cuplé yo salía corriendo para París a golfear todo lo que podía.




 

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