Siempre hermosa: la primera luna llena del año
“Todas las Artes producen cosas maravillosas, excepto el Arte de
gobernar que solo produce monstruos”
Con respecto a los graves problemas a los que nos enfrentamos con el
cambio climático nos encontramos, como en la mayor parte de los temas humanos,
que los que saben callan o mienten, y los que hablan no saben de lo que hablan.
Los que afirman estar comprometidos con la causa climática solo recitan
un rosario de buenas intenciones absolutamente ineficaces y absurdas, que
además nadie cumple, ni siquiera ellos mismos, que sirven solamente para
confundir la realidad mientras el juego se desarrolla en otros escenarios que
están fuera totalmente del conocimiento de las masas, incluidos aquellos que
creen saber lo que sucede, incluso a altísimo nivel. Estamos en el juego de las
hipocresías, todos los responsables políticos muestran preocupación por el tema
y todos saben que no pueden hacer nada.
Ya nos dejó dicho Unamuno que los temas complejos son imposibles de
resolver mediante una votación general: es necesario preparación específica. Y
sirve lo mismo que esa complejidad se intente resolver o sea imposible de
resolver. Y las consecuencias en aumento geométrico del cambio climático, las
partes debidas a la acción humana no tienen solución posible con las actuales
composiciones sociales humanas.
En una Humanidad que ha decidido mayoritariamente continuar en un jardín
de infancia, más del 80% por ignorancia y la parte mejor formada por voluntad
propia os tengo que dar una mala noticia, una mortal noticia: caminamos hacia
la extinción. Por muchas causas. Y, probablemente, sin tiempo ya para corregir
este demencial canto a la muerte que es nuestro destino previsible.
En mi obra Humanitas et Universalitas, dedico el tercer capítulo al
análisis de la Biosfera, la mágica esfera de nuestra realidad, el único lugar
del Universo, -que sepamos-, donde el ser humano, la Vida en su conjunto
unitario y diverso, la única que conocemos, puede existir de una manera natural
con algunas inciertas garantías de permanencia en un sistema ecológico de ciclo
cerrado, con unos parámetros de supervivencia muy estrechos, muy limitados y
muy frágiles. La grandeza del mundo para la escala humana nos confunde, la
biosfera es diminuta a escala planetaria y es muy frágil.
Utilizo en mi trabajo un símil que voy a volver a esbozar aquí de nuevo.
Imaginad una gigantesca nave espacial donde la tripulación ha desaparecido, es
decir no tiene quién la conduzca, quién la cuide, quién la administre, quién
haga el mantenimiento, quién garantice el orden y la compostura de
comportamientos cívicos y evite una destrucción sistemática de la nave. Camina
sin orden, sin conocimiento, sin responsabilidad y sin concierto.
Solo quedan los animales irracionales, la fauna que iba destinada a
otros planetas, entre ellos una familia de monos muy agresivos que han
conseguido abrir las jaulas y corren en libertad por toda la nave.
Se han organizado en pandillas y hunos manipulan por derecho divino los
sistemas de calefacción, hotros el sistema atmosférico, hotros los motores
buscando materias primas para fabricar armas,
hotros se han hecho dueños de la despensa, hotros juegan con los
productos químicos de la farmacia, hotros asolan los campos de cultivos en la base
de la producción atmosférica y de la alimentación –no son faltas de ortografía,
ver Unamuno y la guerra incivil española, los hunos y los hotros-, y cada grupo
actúa según sus caprichos o sus intereses, todos están dispuestos a matar a los
otros grupos para defender lo que consideran suyo, en definitiva todos están
jodiendo a conciencia la nave y todos sus sistemas operativos que garantizan la
vida de todos en una orgía festiva de irracionalidad. ¿Creéis que esa nave
tendrá un destino feliz? ¿Qué llegará a puerto seguro? ¿Qué seguirán vivos
mucho tiempo? De salida no saben ni a donde van. Y nadie está pensando en
orientar este rumbo caótico y destructivo ni nadie está capacitado para
hacerlo ni nadie tiene autoridad para hacerlo.
Tal es la situación de la Tierra en estos momentos. USA y el mundo
desarrollado, más o menos el 10% de la Humanidad, producimos el 30% de la
contaminación planetaria, es decir que si la población total de la Tierra
contaminara en la misma proporción la Vida se extinguiría en este siglo. Con el
único problema de la falta de recursos ya que necesitaríamos los recursos de
tres planetas para satisfacer esa demanda de 8.000 millones de seres humanos,
-16.000 millones en 35 años, 32.000 a 70 años-, más otro planeta nuevo donde vivir ya que los
tres planetas mineros y fabriles serían inhabitables por contaminación como va
camino de serlo el nuestro, la Tierra. Y la falta de recursos ya se sabe lo que
produce, guerra y opresión para su control, pero ese es otro tema, terrible y
cercano. Hablaremos otro día.
Y se están incorporando con entusiasmo a este festín enloquecido e
irresponsable de consumo disparatado y contaminación sin fronteras al que
tienen el mismo ilegítimo derecho que nosotros Rusia, China e India, con masas
poblacionales del orden de los 2.500 millones de personas, un tercio de la
población humana total, es decir mundo desarrollado multiplicado por tres. Vamos
a precipitado paso hacia el abismo.
Y, además, tenemos la desvergüenza de decir a los países pobres que
sigan siendo pobres, que el mundo necesita respirar, por ejemplo a Brasil, pero
no decir a nuestros ciudadanos que se moderen en el consumo disparatado.
No hay un solo país en el mundo que no tenga como objetivo principal de
su política el pleno empleo, el desarrollo económico y el poder proporcionar a
sus poblaciones el mismo nivel de vida que tiene el mundo desarrollado, más
contaminación por tanto: el gran escaparate del mundo hoy abierto a todos es el
nivel de vida norteamericano, no es ni de lejos el mejor, pero si el más
difundido, lo que es imposible por definición. No existen los recursos
necesarios, pero todos sueñan y laboran por alcanzarlo.
¿Alguien cree que saldrá algún político importante de un país importante
a decir “Paremos este locura, vamos camino a nuestra muerte colectiva”? “Busquemos
soluciones”. No. Nadie. Repito. Nadie. No pueden. No saben. No quieren. Lo
único importante para todos los políticos del mundo es seguir en el sillón. No existe para ellos otra meta. "Mi tarea en el cargo es no perderlo. El Roto".
Si un país decide parar la producción de armas en ese momento tendrá en
el mismo acto millones de parados, millones de personas produciendo desórdenes
en las calles, caída de gobiernos, y al final una guerra mundial que vuelva a
producir gasto y por lo tanto empleo, lo vimos en el 29; y, por ejemplo, en los
países de referencia armamentística USA, Rusia, China, el tema es especialmente
dramático, entre los tres el 65% del mercado mundial armas, su paralización o
la simple reducción provocaría una crisis económica imposible de asumir por
ninguno de ellos ni por el mundo en este sistema de economías subordinadas y
entrelazadas, donde todas las crisis las pagamos de común. ¿Quién pone ese cascabel
a la monstruosidad que somos?
Lo mismo se puede decir con reducir el tráfico aéreo que llevaría a la
ruina el mercado turístico, de la construcción de aviones, o de barcos, o de
televisores, o del tráfico mundial de alimentos, de pesca, de minerales, o, o,
o, o, o, o, miré Vd. el sector que quiera por contaminante que sea, no se puede
ni parar ni reducir, solo reconducciones parciales, parches y mentiras.
Nadie en el mundo actual puede parar nuestro camino hacia la extinción,
al modo de las colonias bacterianas descontroladas que crecen mientras hay
alimento y perecen colectivamente cuando se acaba. Y punto final a esta
tragicomedia enloquecida.
Lo de los coches tiene su gracia. Es la mentira más grande jamás
contada, salvo la estafa financiera americana en la pasada crisis. Pues esta es
una estafa parecida. Vamos a reírnos un poco por no llorar. Existen en el mundo
unos 1.200 millones de vehículos con motores de combustión interna, uno, más o
menos, cada 6 habitantes del planeta, y con el destino manifiesto, el sueño
colectivo, de uno o dos por persona, si es que cabemos en el mundo.
Que contaminan a rabiar los coches y los camiones nadie lo puede negar,
basta ver la atmósfera de las grandes ciudades y las enfermedades por esta
causa de la población, la alegría con la que nos matamos los unos a los otros,
pero eso si iremos al Infierno en coche. Fuera de las grandes ciudades la
contaminación solo es peligrosa por su acumulación atmosférica.
Con el cuento de reducir la contaminación –lo que ya se estaba
parcialmente haciendo con motores cada vez más eficaces- han pasado a la
industria de la fabricación de vehículos a motor el mayor pedido de la historia
del mundo, no se le puede negar el talento para estafar a la gente, para seguir
atados a la noria del consumo masivo e irresponsable: hay que producir 2.000
millones de coche eléctricos nuevos con la mayor urgencia. Y para que no haya
dudas están cerrando al tráfico, incluyendo el reparto de mercancías, los
centros de las grandes ciudades de manera que el coche eléctrico cómpralo para
ayer o no podrás llegar a tu casa.
¡A que es maravilloso el ingenio que tienen para explotarnos! Para
producir ese número de coches naturalmente las diferentes industrias no
contaminarán nada. ¿Cómo iba a ser de otra forma? La industria minera masiva
sin contaminación, las acerías tampoco, los fabricantes de baterías tampoco, el
millón de empresas subsidiarias necesarias para fabricar un coche no
contaminarán nada en los diversos procesos productivos. Todas industrias
blancas, seguro que no contaminarán nada. ¡Qué maravilla! ¡Milagro!
En un cálculo muy por encima, pura especulación intelectual, tengo para
mí, que la contaminación que la industria del automóvil producirá en esta
fabricación masiva será la equivalente a la producida por los automóviles
actuales circulando día y noche sin parar en los dos próximos siglos.
Aciertan en una cosa, yerran en la solución, ya que no buscan
soluciones, buscan trabajo y negocio. Mantener la bicicleta en movimiento, ya
que si se para nos caemos todos. Y sin duda la salud en el centro de las
grandes ciudades mejorará. Algo es algo.
Es verdad que solo deberemos producir vehículos y maquinaria con motores eléctricos
en un futuro próximo, pero antes debemos solucionar cómo producimos esa
electricidad y que no sea una producción como la actual altamente contaminante.
En este caso solo cambiamos de sitio la contaminación. La producimos en su
generación o en su consumo.
Doy en mi trabajo algunas ideas y muchos de los mejores cerebros del
mundo están analizando el problema, encontraremos una solución con tiempo. Pero
dudo que lo tengamos. Pero si puedo adelantar una idea final: todos los medios
de transportes públicos gratuitos y autónomos, sean masivos o individuales, se
usa y se deja para el próximo, con una simple aplicación del móvil un coche
autónomo vendrá a buscarte y su uso como las bicicletas o los patinetes en
algunas grandes ciudades: se paga por uso. No tiene sentido dos o tres coches
parados delante de cada casa. Una inmovilización de recursos familiares
totalmente absurda, más la locura de los aparcamientos. Vale más una hora de
parking en New York que la renta familiar mensual en algunos países de nuestro
mundo.
Para salir de este impasse propongo en mi trabajo algunas soluciones.
Todas son muy duras. Y, además, temo que ya no tengamos tiempo de reacción, que
tal vez la maquinaria atmosférica, geotérmica, hidro-atmosférica, la gigantesca
balanza de millones de compromisos que componen la estabilidad climática en
perpetua negociación y con nuevos equilibrios cada día, esté ya desatada,
perturbada y agredida y se haya puesto
en marcha con desequilibrios muy importantes que pueden evolucionar muy rápido
y que esté ya fuera del alcance de nuestras posibilidades de rectificación.
Nadie lo sabe. Podemos caminar hacia un planeta de hielo o a un planeta de
fuego.
Axioma 1. Si la atmósfera, las aguas potables y los mares pudieran ser
compartimentados las Naciones podrían tomar de decisión soberana de morir
sepultados por su propia contaminación para tener ellos un televisor más
grande.
Axioma 2. Ninguna Nación en el mundo tiene el derecho de matarnos a los
demás para tener ellos –nosotros- un televisor más grande.
Corolarios axiomáticos:
1)
Dado que la contaminación que se produce en
cualquier lugar del mundo es el aire que respiramos todos, los alimentos que
comemos y el agua que bebemos, evidencia una verdad absolutamente irrefutable:
el sistema hidrosfera-atmósfera, industrial, agrícola, pesquero y ganadero de
la Tierra es una propiedad común. No se puede compartimentar.
2)
Las propiedades comunes se administran de común.
Las Leyes sobre la enorme batalla para intentar salvar el planeta no pueden ser
nacionales, tienen que ser internacionales con valor positivo universal sin
ninguna exclusión.
3)
Las Leyes que necesitamos no pueden ser
propuestas por los Parlamentos Nacionales ni por los políticos y menos por
autorregulaciones empresariales. Es un trabajo de científicos, de filósofos,
juristas y de pensadores.
4)
Y las Leyes penales que se dicten tienen que
tener valor y aplicación universal. Y no puede haber ningún refugio aduciendo
las soberanías nacionales.
5)
No existe ningún crimen de lesa humanidad
superior a los delitos ecológicos.
6)
La atmósfera contaminada y las aguas contaminadas
matan a millones de personas y van camino de matar a la Humanidad completa.
7)
Será muy difícil que la Humanidad pueda encontrar
soluciones a los muchos problemas que amenazan nuestro futuro, nuestra
supervivencia, sin que tengamos un gobierno mundial o cedamos ya, hoy mismo,
las competencias sobre el cambio climático a la ONU con un equipo
multidisciplinar compuesto por las mejores cabezas de la Humanidad que podamos
encontrar y que puedan actuar sin interferencias nacionales ni de ningún tipo.
¿Alguien cree que tomaremos estas decisiones absolutamente necesarias a
tiempo para nuestra salvación?. No. Que siga la juerga. Fue divertido mientras
duró. “Oh, mundo, tan bello y tan perdido”.
Permítanme algunas consideraciones que no tienen directamente nada que
ver con lo anterior, que tienen que ver con las profecías de desastres que
nunca faltan. Las malas noticias se venden mejor que las buenas.
Uno de los pensadores más agudos contemporáneos es Steven Pinker,
canadiense, científico cognitivo y gran
divulgador de la psicología evolucionista, profesor en el departamento de
psicología en Harvard, del que estoy en estos momentos disfrutando de su
trabajo traducido al español “En defensa de la Ilustración”. Difícil será que
encuentre un lector más de acuerdo con esa propuesta.
A nivel personal creo que en el mundo moral jamás nadie ha dicho algo
más importante que “Amaos los unos a los otros”, que bajo distintos enunciados
se dice en muchas tradiciones morales religiosas.
Y en el mundo del Conocimiento la puerta que nos abrió el futuro fue el
concepto revolucionario que es el centro y el motor absoluto de la Ilustración:
“El mundo puede ser entendido y explicado desde la Razón”. Todo el desarrollo
humano posterior es la aplicación y el desarrollo de este pensamiento.
Pero carga muy duramente con lo que él denomina pesimistas crónicos, anunciadores
de desastres, progresistasfóbicos, los que sueñan con una Arcadia feliz en
pasados lejanos de vidas más simples que nunca existieron: La Vida ha sido
siempre una durísima competición, matar y que no te maten, comer y no ser
comidos, vivir al menos hasta reproducirse, y cualquier pobre del mundo de hoy
es más rico que un Rey de la antigüedad, solo porque hoy existe la aspirina,
por exponer una vulgaridad cierta y evidente. Pocos se fijan pero la lucha
contra el dolor, el hambre, la enfermedad y la muerte marca en gran parte nuestro índice de desarrollo como
civilización.
A largo de mi vida siempre he tenido más inclinación a la risa que al
llanto, aunque he llegado a esa edad de la lágrima fácil, de las emociones que
te golpean como balas de cañón, en fin la vejez y sus miserias. Y los dolorosos
agobios por la situación del mundo. Por el destino de nuestros hijos. Pero si
hay algo en lo que creo firmemente es en el progresivo incremento evolutivo del
conocimiento humano. Y ese es el gran milagro de la inteligencia, la única
evidencia junto con las Artes, que hemos existido para hacer algo meritorio.
Creo que fue un divulgador científico español, Punset, quién afirmó “No
tenga Vd. ninguna duda. Cualquier tiempo pasado fue peor”. Estoy en acuerdo
absoluto con esta idea, pero tampoco puedo negar la evidencia que en el mundo
intelectual muchas veces un pesimista es un optimista informado.
Tal creo que es mi caso. No soy un negacionista del progreso humano ni un
profeta bíblico de desastres y castigos. Intento ser un analista de nuestros
futuros previsibles y mis razonamientos me llevan a anticipar destinos
deslumbrantes para la Humanidad si nos damos el tiempo suficiente y la sensatez
necesaria, lo que veo muy difícil, y peligros ciertos de desastres absolutos
para la Humanidad, entre ellos nuestra extinción más que probable tanto por
desastres exógenos, principalmente astronómicos como ya ocurrió en el pasado,
por los peligros de la propia actividad geotérmica de la Tierra, las armas de
destrucción masiva, la superpoblación, y sobre todo por nuestra propia
incapacidad para administrar con inteligencia un planeta de recursos muy
medidos, muy escasos y muy frágiles, nuestro hogar, el único lugar donde la
Humanidad puede vivir de un modo natural, en un sistema ecológico de ciclo
cerrado donde ningún abuso es gratis. Cualquier veneno incorporado recorre el
sistema entero y se queda.
Tenemos ejemplos de sobra de civilizaciones acabadas en el vacío por
motivos ecológicos, tierras altamente productivas que son hoy desiertos. No hay
otro lugar donde huir. Todo lo que somos y todo lo que tenemos está aquí. Todos los
abusos que estamos cometiendo lo pagaremos del modo más cruel.
¿Tendremos tiempo de reacción? Lo dudo. Yo propongo algunas grandes
utopías que tal vez puedan ayudar en nuestra salvación colectiva, aunque el
trabajo es de todos. De elegir las opciones adecuadas, el mejor camino y el
trabajo incesante de generaciones para corregir este rumbo descontrolado, si
ello fuese posible.
Dudo, y mucho, de que nadie me haga caso. Mirar a la realidad cara a
cara no gusta a nadie en este mundo que cree en todo y no cree en nada,
nihilista y hedonista donde las grandes ideas hoy son el cómo ganar dinero con
la mayor urgencia y las grandes pasiones solo se aplican a los eventos
deportivos. Donde muy poca gente pasa de
leer algo que no sean titulares, en este tiempo sin tiempo para el análisis y
la reflexión.
Lo tenemos muy complicado. Tenemos, con la mayor urgencia, que repensar
el mundo y las únicas voces que se oyen son las de los políticos que hablan de
todo y no saben de nada. Su tiempo ha pasado, la Política es solo un chalaneo
entre mediocres para una incierta compostura social, un juego de ambiciones y
el mundo necesita otras cabezas mejor preparadas, pensadores, filósofos, juristas y
científicos. Su tiempo ha llegado y son nuestra única tabla de salvación: el
conocimiento acreditado, las grandes ideas y los grandes proyectos que puedan, tal vez, concitar en un sueño y en un trabajo común un adecuado destino para esta Humanidad doliente y dolorida.
Caminamos por un estrecho sendero entre dos abismos, uno de sueños de
grandezas que ni siquiera hemos sido capaces de soñar hasta llegar a estos
tiempos de desarrollos exponenciales del conocimiento humano y del otro lado de
desastres tan absolutos que pueden implicar, y por muchos caminos, la
desaparición de la Humanidad.
Repito una vez más, y lo seguiré haciendo hasta la saciedad, que el
acceso a la inteligencia, este prodigioso milagro, no está nada claro si es lo
mejor que le ha pasado a la Vida en este planeta o es una enfermedad mortal
para la Vida. ¿Está en nuestras manos en que sea lo uno o lo otro? ¿Tenemos tiempo?
Si tienes interés por estos temas, si te crees capaz de pensar y soñar,
tal vez te interesen mis reflexiones tentativas de la realidad y algunas
propuestas muy utópicas donde parece que nadie quiere mirar. Tienes un primer
acercamiento en:
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