“Todas
las Artes producen cosas maravillosas excepto el Arte de gobernar que solo
produce monstruos”
Si queremos sobrevivir
como Nación tendremos que repensar España en todos y cada uno de sus aspectos
básicos como Estado. Ayer se volvió a votar por enésima vez en los últimos
cuatro años en los que estamos y continuamos viviendo sin Gobierno y como en las
anteriores votaciones solo tenemos un resultado: decepción. Y una sola
conclusión: España está entrando en la siniestra categoría de ingobernable. Y
caminando hacia un solo futuro: un Estado fallido. Previsible consecuencia con
los resultados y pactos: en el mejor de los casos una profunda crisis y en el
peor la destrucción de la Nación.
España tiene un cáncer
y en nuestras manos está que se convierta o no en terminal. El gran problema
radica en que la solución la tienen que dar hoy los dos políticos más
ignorantes, dogmáticos e incompetentes del panorama político europeo, ambos
capaces de destruir España para conseguir mantenerse en el Poder. Pedro Sánchez
hace poco decía de Iglesias “que si gobernara con él no podría dormir por las
noches. Pero ahora, como tiene por costumbre haciendo lo contrario de lo que
dice, ha decidido junto con Iglesias que los que no puedan dormir sean los
españoles”. Bravo.
El principal problema
de España es la clase política, que no
tienen la talla moral, intelectual y patriótica
necesarias ni para gestionar y menos para enderezar el rumbo de la Nación.
Estamos en manos de cabilderos más o menos hábiles peleando como fieras
desatadas por los sillones para ellos y los suyos y España lo que necesita en
estos momentos son patriotas que puedan pensar como estadistas. Pero lo que
tenemos son demagogos, España ha dejado de ser una democracia estamos en el
reino de la demagogocracia.
Pero tenemos justo la
clase política que nos merecemos, ya se sabe -me veo obligado y además me gusta
repetirlo- que “cuando tenemos demagogos, tontos y golfos en el Poder es que
los que les votan están magníficamente representados”. Y este es justo la otra
cara del problema español: en nivel de los votantes.
Somos incapaces de
votar con un mínimo de sentido común, con un mínimo de defensa de nuestros
intereses, con un mínimo de conocimiento, con un mínimo de coherencia, con un
mínimo de decencia intelectual, con un mínimo de sentido patrio. Aquí se vota
del mismo modo que se sigue a los equipos de futbol: pensando con los cojones.
Ya se sabe que en España de cada diez cabezas ¿una? piensa, diez embisten. Así
nos va. Y es la única explicación para entender como personas con un mínimo de
preparación, de sentido del decoro y de la responsabilidad pueden votar lo que
votan. Pero justo los que les votan serán los más afectados por el desastre
hacia donde caminamos.
Pero este no es solo el
problema español, es el problema de todas las democracias, cuyos defectos
estructurales son cada día más evidentes, por el bajo nivel de preparación y
compromiso de los ciudadanos y por la deriva inevitable hacia los populismos y
los extremismos. Stuart Mill nos dejó dicho que “al sufragio universal debía preceder la
instrucción universal” y proponía una medida correctora “Todo el mundo un voto,
pero no todo el mundo un solo voto”. Y necesario es repetir el demoledor juicio de Aristóteles, que hace dos mil quinientos años vaticinó que la democracia como sistema político degenera inevitablemente en corrupción y demagogia. A la vista está, si tienes el valor de mirar.
Y no es nuevo, es el
pesado lastre de los sistemas democráticos cuando los ciudadanos no están bien informados,
mejor formados y firmemente comprometidos con sus deberes patrios, con sus
Leyes Fundamentales, la Constitución en nuestro caso. “En estos
tiempos he visto maravillas en cuanto a la insensata y prodigiosa facilidad de
los pueblos para dejar arrastrar y manejar su creencia y esperanza allí donde
ha complacido y servido a sus jefes, por encima de cien errores, unos tras
otros, por encima de fantasmas y sueños, por encima de la realidad. No me
sorprende ya de aquellos a quienes engañan las sandeces, su juicio y
entendimiento está por completo ahogado en su pasión partidista. Montaigne”.
No necesitamos salir
del impasse en el que estamos mediante parches enloquecidos, este gobierno
Frankenstein demencial propuesto, estos progresistas que progresan siempre
hacia el desastre como tienen bien acreditado; de progreso en progreso hasta la
ruina total, menos para los autores
refugiados en pensiones a perpetuidad; quieren el Poder para mal gobernar o no
gobernar que sería lo menos malo, que es el panorama que se nos avecina,
agravado además por un previsible futuro internacional que a este paso nos va a
coger como nos cogió la crisis con el tontaina de Zapatero, consecuencia 5,2
millones de parados y ahora nos puede volver a coger la crisis con otros dos indocumentados,
Pedro Sánchez, fracasado y enloquecido con el Poder e Iglesias, comunista,
bolivariano, ¡manda huevos, en Europa, hoy!, nuevo rico, “Eres tonto por ser
comunista o eres comunista porque eres tonto”, juntos unidos bajo el grito revolucionario de
guerra “Gilipollas unidos, jamás serán vencidos en España”, y dispuestos a dar
campo de juego a delincuentes, ladrones y golpistas y a destruir España si
conviene a sus miopes intereses. Vaya trío, Maduro, Sánchez e Iglesias. Y eso
que Sánchez vaticinó que los populismos desembocan en Venezuela. Acertó. En su
tarea destructiva tienen el éxito garantizado. Lo harán magníficamente.
Pero al día de hoy una
crisis importante nos llevaría sin remedio a la intervención europea, al
rescate europeo. Nuestros números en Deuda Pública en estos momentos son con
mucho los peores de nuestra historia y la capacidad de salir de una crisis
importante solo por nuestro propio esfuerzo parece imposible aun cuando se
cambie de gobierno en poco tiempo. Y el futuro inmediato tendremos más gasto y
más deuda.
Ya se sabe la receta
que nos aplicarán: control de las cuentas del Estado, reducción drástica de
gastos sociales y empobrecimiento generalizado. Amortización de la deuda
exterior a ritmo salvaje. Desordenes sociales en cuanto la crisis empiece a
afectar. Huida de inversores, en fin lo que ya sabemos todos. Y especialmente dramático para los
pensionistas y los trabajadores, los más vulnerables. Nosotros, el pueblo. Los
que provocan el desastre salen siempre sin pagar las consecuencias.
Pero eso, el paro, la
reducción de las pensiones, la congelación de los sueldos, el trabajo con
sueldos de miseria, ¿alguien cree que les preocupa algo de verdad a nuestros
políticos progresistas? Estos líderes que dicen no poderse poner de acuerdo en
nada, vaya que si se ponen de acuerdo a la primera, en todo lo que signifique
aferrarse al Poder, más Falcon, más postureo, mayores sueldos, gastos y
prebendas para ellos y los de su cuerda, en muchas ocasiones hemos visto la
desvergüenza de ser lo primero que se legisla.
Sigo con mucho interés
las escasas intervenciones públicas de Alfonso Guerra. Dentro del páramo
intelectual y moral socialista, dentro del desierto político general español,
destaca como una excepción, ya que piensa y no teme expresar públicamente lo
que piensa, lástima que no diese un paso al frente cuando fue necesario, ni él
ni Felipe, cuando Pedro Sánchez fue apartado del Partido.
Fue el momento perdido del magisterio de las mejores cabezas pensantes del socialismo histórico español, los padres beneméritos de la Transición, que debieran haber corregido el rumbo y haber impedido la vuelta de un inconsistente enfermo de ambición como es Pedro Sánchez sin otra meta distinta que él mismo, al costo que sea.
Tuvo Alfonso Guerra,
hace un tiempo, una intervención brillante en Onda Cero donde hizo pedagogía
con las verdades del barquero, pero que hubiese debido hacerla justo en ese
momento que dejó pasar, lástima, y comparó el comportamiento de la clase
política, toda sin excepción contra los golpistas, en el golpe de Estado del 81
y el comportamiento actual con el golpe de Estado en Cataluña que algunos
miserables justifican, entre ellos el nuevo vicepresidente de España, con la
obligación del Estado de defender el orden constitucional y el orden público
con la rotundidad y dureza que sean necesarios con las Leyes y medios que
justamente para ese fin dispone, afirma una verdad evidente, todos los
nacionalismos de campanario son fascistas, niega que se pueda mantener ningún
diálogo con golpistas y delincuentes y afirma que ningún socialista de verdad, -que
sepa lo que es ser socialista en la Europa de nuestros días, ya que el
verdadero socialismo es internacionalista y solidario y el nacionalismo es
justamente lo contrario, es arcaico, egoísta y provinciano-, puede llegar a
acuerdos de gobierno con delincuentes, golpistas y nacionalistas.
Si sois hombres de
verdad, si queréis pasar a la Historia de España como patriotas y no como
traidores, en tres pinceladas os voy a dar los caminos que necesitamos para
solucionar este manicomio en que habéis convertido la Nación.
Título Preliminar, Artículo 2
A- La
Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española,
patria común e indivisible de todos los españoles.
B-
Es ilegal
cualquier partido político que pretenda romper la unidad de España.
Y Código Penal al
canto.
No tenemos más tiempo
que perder con esa matraca continuada de delincuentes nazionalistas, de
chantajistas institucionalizados, absolutamente insolidarios con el Estado, con
el conjunto de la Nación, se les ha dedicado un tiempo y un esfuerzo totalmente
desproporcionado e innecesario que además solo ha servido para separarnos cada
vez más, cuanto más se ha cedido más se han distanciado, más han seguido
exigiendo, más han seguido robando. Y los que hablan de dialogo lo deben saber
y lo saben: jamás habrá acuerdo, su única política es pensar en la siguiente
exigencia. No hay tiempo ni paciencia para más. Punto final.
Hay que reformar
profundamente la Ley Electoral española. El principio moderno de la democracia,
la base fundamente es un hombre un voto y el que todos los votos tienen el
mismo valor. Eso no se cumple en España y es profundamente injusto, es absolutamente
antidemocrático.
No más reserva de
parlamentarios por provincia, la circunscripción tiene que ser España entera y
cada voto tiene que tener exactamente el mismo valor, de forma que cada miembro
del Parlamento o del Senado hayan sido votados por igual número de españoles.
Ningún sistema político que se titule democrático puede jugar con el valor de
un voto. Un voto es un voto. O todos igual, o rompemos la baraja.
No hay representación
parlamentaria sin que el partido político que se presenta alcance el 5% del
voto nacional.
Los partidos de
presencia local para la política local, hay que impedir por todos los medios el
chantaje de los partidos locales al Gobierno y al Parlamento de la Nación, el
que con el 1 % del voto nacional sean decisivos en el gobierno de la Nación.
Máxime a los que quieren romper la Nación o la concordia nacional o conseguir
posiciones de privilegio sobre el resto de España. Los que carecen de sentido
patrio y su única preocupación y ocupación es trabajar en su diminuto entorno
aunque ese trabajo sea en perjuicio del conjunto nacional. Ese es justo el
trabajo de esas termitas sociales. Nadie es más y nadie es menos.
Nadie podrá presentarse
a la investidura como Presidente sin los acuerdos políticos que le garanticen
su designación. Y en caso de no conseguirse ese acuerdo previo una segunda
vuelta entre los dos partidos más votados.
Con la velocidad con
que van los asuntos en el mundo un país no puede estar sin gobierno ni siquiera
un día, mucho menos cuatro años. El modelo actual ha fracasado y no hay más
tema. Despertad de una vez. Pero no lo harán. Harán justo lo contrario,
sabiendo de sobra que nos encaminan hacia el desastre colectivo.
Y con la cabeza
organizada, cuando la Nación despierte de esta pesadilla, se procederá en su
tiempo a repensar absolutamente todo el Estado. Pero eso es evidentemente no es
para hoy es para un futuro que esperemos que sea muy próximo si deseamos el bien de España.. Hoy es un día para la melancolía y para la frustración, para sufrir por el desastre que se nos avecina. Y me
despido con una cita de mi trabajo Humanitas et Universalitas en el capítulo en
el que hablo de Política:
Tiempos intelectuales
miserables y sombríos los que estamos viviendo ya que hemos olvidado que no
pude existir una sociedad, una forma de gobierno sin entender que “la
democracia no es solo una forma de Gobierno; es una actitud moral que exige la
dignidad y la responsabilidad del ser humano como máximas supremas. Helmut
Schmidt”, ni puede existir una civilización, sin un orden social riguroso
dentro de la libertad, sin un firme suelo patriótico y moral colectivamente
asumido que la sustente, sin una educación extensa y exigente de todos sus
ciudadanos, sin asumir unos acuerdos sobre los valores fundamentales que nos
sirvan de mapa vital -y legal-, evitando el naufragio permanente de los
individuos perdidos en estas sociedades desconcertantes y desconcertadas, ya
que lamentablemente “La sociedad es en todos los lugares una conspiración
-permanente- contra la personalidad de cada uno de sus componentes”, donde los
servidores públicos sean eso, servidores públicos y no nuestros despóticos
dueños como actualmente lo son.
Y un adecuado y
oportuno pensamiento de Mingote, lúcido adivino de nuestra actualidad:
“Después de largas
horas de meditación sobre nuestra
incapacidad, nuestra ineptitud, nuestra ineficiencia, nuestra incongruencia, nuestra
inconsistencia, se me ocurre preguntar ¿no será que somos simplemente tontos?
Mingote”.
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